En la parte alta del Valle del río Cidacos, en Arnedillo, a 12 Km. de Arnedo y 15 de Calahorra, en La Rioja, encontramos, además de parajes naturales de una gran belleza y de la preciosa villa de Arnedillo, una zona de aguas y lodos termales con unas características muy particulares que ha generado a su alrededor una infraestructura de turismo termal que se encuentra entre las mas antiguas de España.
El Río Cidacos tiene su origen en las faldas de los montes Alba y Oncala, Discurre por un valle preciosos que ha sido protagonista de muchos episodios históricos. Pero las aguas de Arnedillo no tienen nada que ver con el río. Su origen esta en una falla geológica de unos 3 Km. de profundidad. En esta poza jurasica, la temperatura del interior de la Tierra alcanza unos 100 grados y se convierte en una caldera en la que hierven caudales subterráneos, agua de lluvia y componentes calizos de las rocas milenarias. La discontinuidad de la falla hace emerger el agua de nuevo tras su proceso natural de mineralización a una temperatura superior a los 50 grados, en forma de pozas, lodos y manantiales.
Las aguas de Arnedillo son de mineralización muy fuerte, isotónicas de alta radioactividad. Fluyen con un gran caudal que contribuye a concentrar sus propiedades, dando como resultado beneficios terapéuticos comprobados.
Sus propiedades actúan sobre un gran número de afecciones, dependiendo del aspecto que destaquemos de sus características. Por ejemplo, por su mineralización y temperatura actúan sobre el metabolismo y los sistemas linfático, respiratorio, endocrino, digestivo y sobre la piel, por su radioactividad también actúan sobre la sangre, el aparato circulatorio, el sistema nervioso y disminuyen la actividad tiroidea además de las anteriores. Y si la aplicación es por lodos o barros se potencian todos sus beneficios debido à la concentración.
La experiencia de siglos tratamiento unido a los modernos estudios bioquímicas experimentales, confirman su gran poder en tratamientos contra un gran número de enfermedades.
Claro que en Arnedillo, no es solo el agua lo que cura, su clima templado y seco, al abrigo de los vientos por las colinas cubiertas de pinos, su atmósfera limpia con baja concentración de polen también ejercen una acción terapéutica sobre el visitante.
Marga G.-Chas Ocaña