La ciudad de Calahorra debe ser un destino obligado para el amante de la Historia. Es una de las ciudades más antiguas de España, cercana a Logroño y durante mucho tiempo objetivo estratégico apetecido de La Rioja.
Calagoricos (Calahorra ibérica) cuenta desde tiempos remotos con un núcleo influyente, tanto como para ser mencionada en las monedas ibéricas. Recientemente se ha encontrado un busto de Zeus de la época griega. Estuvo sitiada por las tropas cartaginesas de Aníbal en las Guerras Púnicas. Su enclave merece para los romanos el insistente asedio porque su resistencia fue muy tenaz, siendo de las últimas en ser conquistada de toda la Península. Con el dominio de esta ciudad, se ganaba un territorio importante al Norte, con tierras muy fértiles y ricas en recursos.
Cuando los romanos toman contacto con Calagurris (Calahorra romana) en el siglo II a. de C., se encuentran ya con una ciudad milenaria y bien estructurada. Tras la guerra civil entre Julio César y Pompeyo, el primero reconstruye la ciudad y le otorga privilegios a su fidelidad. Más tarde Octavio Augusto la titula como Municipio y le concede el derecho de ciudadanía romana, privilegio poco dado en tan temprana andadura imperial. De esa época romana Calahorra presume de dos personales ilustres, como son Marco Fabio Quintiliano, literato de primer orden, como también lo fue el insigne poeta Aurelius Prudentius Clemens (Prudencio).
En la actualidad se pueden visitar los restos del circo romano y otros detalles diseminados por su casco antiguo. Por ejemplo, todavía subsisten cloacas y canales de desagüe que conectan con ellas. Del circo romano queda en la zona del Ayuntamiento, parte de su cabecera norte, por el Paseo del Mercadal.
En el yacimiento de La Clínica se puede visitar una villa romana del siglo I, lugar donde se encontró la famosa Dama Calagurritana, busto en mármol de una mujer. Aunque ha habido mucha polémica sobre el tratamiento que se le han dado a las ruinas su dudosa gestión arqueológica y su apertura al público.
Tradición desde época romana es su Mercado, tanto es así que desde esa época centraliza las actividades comerciales de sus productos agrícolas tan preciados, con su denominación de origen resaltando su calidad.
