La familia Vivanco es una de las de más raigambre y tradición bodeguera en La Rioja. También ha sido una de las que más ha impulsado el actual concepto de enoturismo, que tanto beneficia a la región. Con su ideología de fusión de modernidad y tradición en la elaboración de sus vinos se ha ganado uno de los primeros puestos en la elaboración de vino de calidad en el mundo.
Los Vivanco están ligados a Briones desde generaciones, donde se encuentran sus viñedos. Es un enclave privilegiado en la Rioja Alta, a orillas del río Ebro y próxima a la Sierra de Cantábrica. En esta zona favorecida por su clima y su extraordinario suelo se cultivan las más de 300 hectáreas de viñedos que posee la bodega. La principal variedad de uva tinta es el tempranillo, que convive con el graciano, el mazuelo, la garnacha y el cabernet sauvignon como experimental. De las variedades blancas sobresalen la viura, la garnacha blanca y la malvasía.
La bodega, representada por Rafael Vivanco, ingeniero agrónomo y enólogo, está diseñada para imprimir un carácter personal en cada uno de sus vinos basándose en los cultivos selectivos, un exhaustivo control de calidad y en el cuidado de la fermentación, en tinos de roble francés.
Dedicados además a la difusión de la cultura del vino, la familia Vivanco ha creado el Museo del Vino de Briones, un espacio de 9.000 metros cuadrados, gestionado por una fundación que cuenta con salas de exposición, permanente y temporales, una sala de conferencias, otra de catas y una enotienda. Ofrece a los visitantes un paseo por la historia del vino y sus procesos de fabricación y una muestra de su colección arqueológica que muestra la importancia del vino a través de la Historia. Ofrece un centro de documentación para todos aquellos que realicen investigaciones sobre el vino.
Y como no podía ser de otra manera, despide al visitante con el obsequio de una cata de sus principales caldos.
Marga G.-Chas Ocaña